¿Sabías que una planta de tomate bien nutrida puede aumentar -en algunos casos, incluso duplicar- la producción en comparación con otra que no recibe los nutrientes adecuados en el momento oportuno?
De hecho, un estudio publicado en Scientific Reports demostró que ajustar la fertilizante y el riego puede mejorar significativamente el rendimiento del tomate en condiciones de invernadero (Zhao et al., 2017).

 

Y aunque los tomates son sólo un ejemplo, este principio se aplica a todos los cultivos generativos. Diseñar y seguir el programa de nutrientes adecuado es una de las formas más eficaces de mejorar la salud, el rendimiento y la calidad de cualquier planta.

 

En este artículo, exploraremos cómo un plan de nutrición personalizado puede mejorar cada etapa del desarrollo de tus plantas, desde el semillero hasta la plena floración o la producción de frutos. Síguenos mientras repasamos qué hay que tener en cuenta al crear un programa de alimentación, qué errores hay que evitar y consejos prácticos que te ayudarán a sacar el máximo partido a tus cultivos, ¡especialmente cuando trabajes en interior!

Índice

Por qué es importante un horario de alimentación

Imagínate intentar correr una maratón con nada más que una barrita de cereales en el bolsillo -o peor aún, comiéndote un asado entero justo antes de la carrera. Las plantas se enfrentan a los mismos retos cuando no reciben los nutrientes adecuados en el momento oportuno.

 

Las plantas generativas, como las hortalizas de fruto (tomates, pimientos), las plantas de flor (como las petunias o los geranios) o las plantas ornamentales de flor, tienen unas necesidades nutritivas muy específicas durante su ciclo vital. No basta con darles fertilizante de vez en cuando. Hace falta un plan.

 

Cada fase del desarrollo de la planta (germinación, crecimiento vegetativo, floración y fructificación) requiere un equilibrio diferente de macronutrientes (como nitrógeno, fósforo y potasio), nutrientes secundarios (como calcio, magnesio y azufre) y micronutrientes (como hierro, boro o zinc).

 

Tener un plan de nutrición estructurado te permite

 

Evita las carencias que limitan el crecimiento o la floración.
Evitar excesos que puedan causar toxicidad o desequilibrar el suelo o el sustrato.
Optimizar el rendimiento en términos de tamaño, sabor, color y número de frutos o flores.
Ahorra recursos aplicando sólo lo que las plantas necesitan, cuando realmente lo necesitan.

 

Piensa en este plan como en una despensa inteligente, siempre lista para proporcionar justo lo que tu cultivo necesita, en el momento adecuado. Es la base para que tus plantas expresen todo su potencial genético, y una herramienta esencial para cualquier cultivador que busque resultados constantes, sanos y de calidad.

Comprender las necesidades de nutrientes de las plantas en cada etapa

Clase de nutriente Nutrientes
Nutrientes primarios Nitrógeno, Fósforo y Potasio
Nutrientes secundarios Calcio, Magnesio y Azufre
Oligoelementos Zinc, Hierro, Boro, Cobre, Cobalto, Molibdeno, Níquel y Manganeso

Cada uno de estos nutrientes desempeña un papel esencial en procesos como la fotosíntesis, la producción de flores o frutos y el desarrollo de las raíces. Por eso es esencial adaptar la nutrición al ciclo vital de tus plantas.

Programa de alimentación - La fase de plántula

Durante la fase de semillero, las plantas aún son muy delicadas. Sus raíces están empezando a desarrollarse y no pueden absorber grandes cantidades de nutrientes, por lo que es importante aplicar sólo dosis muy suaves de fertilizantes.

 

Un exceso de nutrientes o un nivel de CE (conductividad eléctrica) demasiado alto pueden causar estrés o incluso quemaduras en las hojas jóvenes. Esto se observa en cultivos tan variados como los tomates, las petunias o los cerezos, cuando se utilizan suelos muy «cargados».

 

Fotoperíodo recomendado en interior: 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad.
Nivel ideal de CE: entre 0,8 y 1,2.
Intervalo adecuado de pH del suelo: entre 6,0 y 7,0.

 

Elección de Atami:
Ahora es el momento de dar a tus plantas un poco de cariño mientras desarrollan sus raíces, porque cuanto más fuertes estén bajo tierra, mejor les irá en la superficie.

 

No subestimes la importancia de un buen sistema radicular y añade a tu plan estimuladores de raíces como Rootbastic, Root Stimulator, Rootfast o Root-C.

Calendario de alimentación - La etapa vegetativa

Tras unos 14 a 21 días, muchas especies pasan a la fase vegetativa. Es entonces cuando se produce el mayor desarrollo de hojas, ramas y raíces.

 

En los cultivos de hortalizas verdes, ésta es la fase más importante del ciclo. Para frutas y verduras como pimientos, tomates, calabacines, etc., este crecimiento es clave para preparar la planta para la floración o la fructificación.

 

Durante esta fase, el nitrógeno adquiere mayor importancia, ya que impulsa el desarrollo de la parte aérea de la planta. Se recomienda un equilibrio nutricional rico en nitrógeno, con cantidades moderadas de fósforo y potasio, así como un buen aporte de elementos secundarios y oligoelementos.

 

Fotoperiodo recomendado en interior: 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad.
Nivel ideal de CE: entre 1,2 y 1,8.
Intervalo de pH adecuado en el suelo: entre 6,0 y 7,0.

 

Elección de Atami:
En nuestro catálogo tenemos varios fertilizantes diseñados específicamente para esta etapa, te recomendamos que eches un vistazo a nuestros nutrientes básicos para que puedas elegir el que mejor se adapte a tus necesidades y a tu método de cultivo. Algunas de nuestras mejores opciones son:

 

● De nuestra línea mineral B’cuzz: Soil A&B, Coco A&B o Hydro A&B.
● De nuestra línea veganic VGN: VGN 2-2-4 y VGN 5-2-2.

Young tomato plants being watered with a nutrient solution.
Plantas jóvenes de tomate regadas con una solución nutritiva.

Calendario de alimentación - La fase de floración o fructificación

Cuando llega el momento de la floración o la producción de frutos, como en plantas como los geranios, los arándanos o las berenjenas, el enfoque nutricional cambia. Aquí, el potasio y el fósforo adquieren protagonismo, favoreciendo la floración, la formación de semillas y el desarrollo de los frutos.

 

A menudo se reduce el nitrógeno para evitar un crecimiento vegetativo excesivo que puede restar energía a la producción generativa. Mantener un buen equilibrio entre nutrientes, luz y condiciones ambientales es esencial para obtener cosechas abundantes y flores sanas.

 

Fotoperiodo recomendado en interior: 12 horas de luz y 12 de oscuridad.
Nivel ideal de CE: entre 1,8 y 2,0.
Intervalo de pH adecuado en el suelo: entre 6,0 y 7,0.

 

Elección de Atami:
Aquí es donde brilla Atami, ya que los estimuladores y aditivos de floración son nuestra especialidad, empezando por Bloombastic y Rokzbastic, dos potentes cócteles ricos en fósforo, potasio y hierro, junto con sustancias orgánicas que predisponen a la planta a la floración, mejorando el desarrollo floral y la fructificación.

 

Otra potente combinación es Bloom Stimulator, para mejorar la evocación floral y el cuajado de las flores, y Blossom Builder, un aditivo de floración y maduración con una alta concentración de fósforo y potasio (PK 18-23).

 

Si buscas un aditivo de floración que puedas utilizar en tu cultivo ecológico, VGN 1-4-4 contiene el fósforo y el potasio que tu planta demanda en esta fase y está aprobado como insumo para la agricultura ecológica.

Adaptar una guía de cultivo al cultivo, al sustrato y al entorno

Una tabla de fertilizantes es una guía útil, pero no es una receta rígida. Adaptarla correctamente a tu cultivo, sustrato y entorno marca la diferencia entre una planta que simplemente sobrevive… y otra que produce todo su potencial.

 

He aquí cómo personalizar cualquier tabla de nutrientes para adaptarla a tus condiciones reales.

 

1. Conoce a fondo las necesidades de tu cultivo
Cada cultivo, o incluso cada variedad, tiene exigencias nutricionales diferentes. No es lo mismo una planta de tomate en producción que un plantón de lechuga, ni una planta aromática como el tomillo que un geranio en flor. Por ejemplo:

 

Los tomates demandan más potasio (K) durante el cuajado y el engorde.

Las fresas son sensibles al exceso de nitrógeno, sobre todo durante la fructificación.

Las hortensias cambian de color según el pH y el tipo de nutriente disponible.

 

Consejo: Comprueba la curva de absorción de tu cultivo y sus fases fenológicas clave. Si tu tabla es genérica, haz pequeños ajustes según el tipo de planta y el momento del ciclo.

 

2. Adaptar según el tipo de sustrato o medio de cultivo
El medio en el que crecen tus plantas influye directamente en cómo retienen y absorben los nutrientes.

 

● En la fibra de coco, el calcio y el magnesio tienden a unirse, por lo que debes complementarlos.

● En los sustratos de tierra viva o turba, hay más capacidad de amortiguación, pero también más variabilidad en la disponibilidad.

● En los sistemas hidropónicos, todo depende de la solución nutritiva, por lo que la tabla debe ser mucho más precisa.

 

Consejo: Utiliza tablas específicas para tu medio de cultivo y ajusta la CE (electroconductividad) y el pH objetivo según el tipo de cultivo.

 

3. Tener en cuenta el clima y el medio ambiente.
La temperatura, la humedad, la radiación solar y la ventilación afectan a la transpiración y al ritmo de crecimiento y, por tanto, a la necesidad de nutrientes.

 

Ejemplos:

 

● En verano, los cultivos al aire libre, como tomates, pepinos o judías, crecen más deprisa y exigen más agua y nutrientes.

● En invierno, un cultivo de lechuga en invernadero puede necesitar menos fertilizante por m².

 

Consejo: En condiciones de estrés (calor, exceso de luz, sequía) reduce la concentración de nutrientes para evitar quemaduras. Aumenta el aporte sólo cuando el crecimiento lo justifique.

 

4. Conoce la calidad del agua
Antes de aplicar cualquier programa de nutrición, analiza el agua con la que vas a fertirrigar. ¿Es dura? ¿Tiene una salinidad elevada? ¿Es alcalina?

 

Por ejemplo, ¿tiene el agua un alto contenido en bicarbonato?

 

● El agua con alto contenido en bicarbonatos (pH alto) puede bloquear el fósforo o el hierro.

● Si el agua ya contiene nitratos o calcio, puede que tengas que reducir el aporte de estos nutrientes en la tabla.

 

Consejo: Haz analizar el agua al menos una vez al año si produces de forma intensiva.

 

5. Ajústalo en función de los resultados: No tengas miedo de corregir
Una tabla debe servir como punto de partida, pero no como dogma. Observa tus plantas, haz mediciones de EC/pH, analiza las hojas si es necesario… y ajusta.

 

Señales que indican que debes modificar el gráfico:

 

● Hojas cloróticas o quemadas.

● Desarrollo desigual.

● Frutos pequeños o deformes.

● Acumulación de sales en el sustrato.

 

Consejo: Lleva un registro de los cambios y de cómo responden tus plantas. Así podrás mejorar tus propios protocolos con cada ciclo.

 

Una tabla de fertilización eficaz no es universal. Adaptarla a tu realidad es lo que te permite obtener lo mejor de cada cultivo. Escucha a tus plantas, conoce tu entorno y convierte cualquier tabla en una herramienta realmente útil.

Herramientas y equipamiento para crear un programa de nutrientes

Para tener un control total sobre la nutrición de tus plantas, la precisión es clave. La mejor forma de controlar y ajustar la solución nutritiva es utilizar herramientas fiables que te ayuden a controlar lo que das a tus plantas, riego tras riego.

 

Tanto si riegas a mano como si tienes un sistema de riego automático, aquí tienes algunas herramientas esenciales:

 

Un medidor digital de EC calibrado para medir la conductividad eléctrica (concentración de nutrientes)

Un pH-metro digital para controlar la acidez de tu solución

● Una tabla de alimentación impresa o digital -como las guías de cultivo Atami– para facilitar la consulta

 

Estas herramientas te ayudan a evitar las conjeturas y a asegurarte de que cada gota que das a tus plantas da en el blanco.

3 errores comunes que hay que evitar con un horario de alimentación

Aunque midas los niveles de pH/CE, puedes cometer algunos errores que pueden provocar desequilibrios nutricionales. He aquí tres errores comunes que pueden frenar a tus plantas, y cómo evitarlos:

 

1. Sobrealimentación o subalimentación
Puede parecer obvio, pero dar a tus plantas demasiado o muy poco alimento puede afectar rápidamente a su salud, aspecto y productividad.

 

Las plantas sobrealimentadas pueden mostrar signos de estrés, como quemaduras en las puntas de las hojas o enrollamiento.

 

Las mal alimentadas suelen desarrollar hojas pálidas o amarillentas, manchas marrones y tallos débiles.

 

El mejor consejo: Mantente dentro de los intervalos de EC recomendados y vigila de cerca tus plantas. Sus hojas suelen ser las primeras en indicarte si algo va mal.

 

2. Bloqueo de nutrientes
Aunque tu solución nutritiva esté perfectamente equilibrada, es posible que tus plantas no puedan absorberla correctamente si el pH no es el adecuado. Este fenómeno se denomina bloqueo de nutrientes, y suele ocurrir cuando el pH se desvía del intervalo ideal.

 

Para la mayoría de los cultivos en suelo, lo mejor es un pH entre 6,0 y 7,0. Fuera de este intervalo, algunos nutrientes están menos disponibles, lo que provoca carencias.

 

3. No comprobar los niveles de CE
La EC (conductividad eléctrica) de tu solución nutritiva te indica lo concentrada que está, es decir, la cantidad de «alimento» que estás dando a tus plantas. Si te saltas este paso, es fácil excederse, sobre todo con plantas jóvenes o sensibles.

 

Un simple medidor de EC o TDS te permite volver a comprobar la fuerza antes de alimentar. Confía en nosotros: ¡merece la pena dedicarle 30 segundos!

Consejos de Atami para un mejor horario de alimentación

Un plan de alimentación bien equilibrado puede marcar la diferencia en el crecimiento, la productividad y la calidad de las plantas, pero no se trata sólo de lo que les das de comer. También se trata de cómo gestionas el proceso día a día. Aquí tienes nuestros mejores consejos para ayudarte a mantener el rumbo:

 

1. Sigue la Guía del fabricante
Cada línea de nutrientes es un poco diferente, así que siempre es inteligente seguir las instrucciones de la etiqueta. La mayoría de las marcas de fertilizantes ofrecen calendarios de cultivo detallados o tablas de alimentación adaptadas a cada fase de desarrollo.

 

Consejo profesional: Mantén una copia impresa cerca de tu zona de cultivo. Te ahorrará tiempo y te ayudará a evitar confusiones accidentales.

 

2. Crea un diario de cultivo
Llevar un registro del programa de alimentación, las lecturas de pH y EC y la respuesta de las plantas puede ayudarte a detectar patrones y evitar repetir errores. Un simple cuaderno o un registro digital hacen maravillas.

 

Con el tiempo, tu diario de cultivo se convertirá en una guía de cultivo personal que podrás consultar temporada tras temporada.

3. Observar y ajustar
No hay dos plantas (o entornos) exactamente iguales. Por eso es importante escuchar a tus plantas, y no seguir ciegamente el calendario. Si notas signos de estrés, modifica tu plan de alimentación en consecuencia.

 

Mantente alerta a los cambios en el color de las hojas, la velocidad de crecimiento o el vigor general. Estas pequeñas señales pueden decirte mucho sobre lo que necesitan tus plantas.

 

Ahora ya sabes lo importante que es seguir un plan de nutrición para que tus cultivos sean más productivos que nunca.

 

Te invitamos a que utilices una de nuestras guías como base, ¡puedes encontrarlas en este enlace!

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Estela García is a Copywriter, Biologist specialized in Botany, and a plant enthusiast who has turned her home into a full-blown jungle. With over four years of experience writing for Atami, she creates blog content and other materials on plant nutrition, cultivation, and applied science.

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Estela García is a Copywriter, Biologist specialized in Botany, and a plant enthusiast who has turned her home into a full-blown jungle. With over four years of experience writing for Atami, she creates blog content and other materials on plant nutrition, cultivation, and applied science.

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