¿Sabías que el tipo de agua que utilizas puede ser decisivo para el éxito de tu jardín? El agua dura y blanda pueden parecer pequeños detalles, pero su impacto en el crecimiento de las plantas, la calidad del suelo e incluso tu sistema de riego es cualquier cosa menos menor.


En este blog, desglosaremos las diferencias clave entre agua dura y blanda, cómo afecta cada una a tus plantas y qué puedes hacer para optimizar el agua de riego. Tanto si utilizas agua del grifo como agua de lluvia o un sistema de demineralización, te guiaremos para que tomes la mejor decisión y consigas unos cultivos exuberantes y sanos. ¡Sumerjámonos de lleno en el tema!

Agua dura frente a agua blanda: ¿Cuál es la diferencia?

Esta es la pregunta que probablemente te ronda por la cabeza, y casi seguro que tienes una buena idea de lo que significa, así que vayamos al grano:


El agua dura y el agua blanda se diferencian principalmente por su contenido mineral.


El agua dura tiene una alta concentración de minerales disueltos, principalmente calcio (Ca²⁺) y magnesio (Mg²⁺). Otros minerales, como el manganeso, el hierro y el zinc, también pueden estar presentes, pero en menor medida. El agua dura suele tener un pH alcalino, normalmente superior a 7,5.

El agua blanda, en cambio, tiene una menor concentración de minerales y suele tener un pH más neutro, en torno a 7.


Esta diferencia en el contenido mineral afecta a las propiedades químicas del agua y a su idoneidad para distintos usos, incluido el riego.


Veamos cómo afecta esto a su uso para regar tus plantas.

¿El agua dura es mala para regar las plantas?

Respuesta corta: bastante. Pero no te preocupes, tus plantas no van a morir inmediatamente, no es veneno. Lo que ocurre es que regar con agua dura puede ser más dañino que beneficioso, sobre todo a largo plazo. ¿Por qué? Veamos 4 razones principales:


1. Acumulación de cal en el suelo y las tuberías
La elevada concentración de calcio y magnesio del agua dura provoca la formación de cal, un residuo blanco que se acumula en las tuberías, los sistemas de riego e incluso en la superficie del suelo. Con el tiempo, esto reduce la eficacia de los sistemas de riego y puede alterar la estructura de los sustratos de cultivo.

2. Alteración del pH del suelo
El agua dura tiende a alcalinizar el suelo debido a la presencia de iones de
carbonato. Muchas plantas prefieren un pH entre ligeramente ácido y neutro (5,5-7,0), y un suelo alcalino puede limitar la disponibilidad de nutrientes, sobre todo de hierro, provocando carencias como la clorosis férrica (hojas amarillentas).


3. Menor absorción de nutrientes
El calcio y el magnesio del agua dura pueden competir con otros nutrientes esenciales, como el potasio, el fósforo y micronutrientes como el zinc, reduciendo su disponibilidad para las plantas.


4. Acumulación de sales
El uso regular de agua dura puede provocar la acumulación de sales en la tierra o en los sustratos de cultivo, sobre todo en la jardinería en recipientes. Esto provoca un aumento de la salinidad, que puede dañar las raíces de las plantas y reducir su crecimiento general.


Aunque el agua dura no es perjudicial inmediatamente, sus efectos se acumulan con el tiempo, haciéndola menos ideal para el riego a menos que se gestione adecuadamente.

¿Es recomendable el agua blanda para el cultivo?

Hay que distinguir entre agua blanda natural y agua blanda tratada, y la respuesta depende del tipo que tengamos:


1. Agua blanda natural
El agua blanda natural, con bajo contenido mineral y pH neutro, suele ser adecuada para la mayoría de las plantas. Su falta de iones de dureza impide la acumulación de cal y evita los cambios de pH que se observan con el agua dura. Sin embargo, la falta de calcio y magnesio puede obligar a los cultivadores a suplementar estos nutrientes para evitar carencias.


2. Agua descalcificada tratada
El agua descalcificada tratada, producida normalmente por sistemas de intercambio iónico, sustituye los iones de dureza (Ca²⁺ y Mg²⁺) por iones de sodio (Na⁺) o potasio (K⁺). Aunque este proceso resuelve los problemas relacionados con la acumulación de cal, introduce nuevos retos para el cultivo de plantas:


• Agua Tratada con Sodio

o El uso prolongado de agua tratada con sodio puede provocar la acumulación de sodio en el suelo, lo que daña su estructura, sobre todo en suelos arcillosos. Los niveles elevados de sodio perturban la infiltración del agua y la respiración de las raíces, lo que provoca una mala calidad del suelo y una toxicidad potencial para las plantas.
o El sodio también compite con otros nutrientes esenciales, reduciendo la capacidad de la planta para absorber potasio y calcio.


• Agua Tratada con Potasio

o El agua tratada con potasio es menos perjudicial que la tratada con sodio. Sin embargo, unos niveles excesivos de potasio pueden provocar una fertilización excesiva y toxicidad potásica, alterando el equilibrio de otros nutrientes como el calcio y el magnesio.

 

Qué hay que tener en cuenta al utilizar agua descalcificada
Si el agua descalcificada tratada es tu única opción, es importante:

 

• Determina el tipo de tratamiento: Comprueba si en el proceso de intercambio se utilizan iones de sodio o de potasio.
• Controla la calidad del suelo: Analiza regularmente el suelo para detectar salinidad y desequilibrios de nutrientes.
• Diluye cuando sea posible: Mezcla el agua descalcificada con agua de lluvia o destilada para reducir las concentraciones de sodio o potasio.

¿Puedo saber si el agua del grifo es dura o blanda?

Entender si tu agua es dura o blanda es clave para saber cómo puede afectar a tus plantas, electrodomésticos e incluso a tu piel y cabello. Como hemos dicho, la dureza del agua viene determinada por su contenido en minerales, sobre todo calcio y magnesio.


Puedes medir la dureza del agua de dos formas principales:


1. Gramos por galón (GPG): Unidad común para medir la dureza.
2. Sólidos disueltos totales (TDS): Medidos en partes por millón (PPM).

• El agua se considera dura si los valores de TDS oscilan entre 320 y 420 PPM.
• El agua es blanda si el TDS es significativamente inferior, normalmente por debajo de 200 PPM.

Cómo comprobar la dureza del agua


• Kits de análisis caseros: Fácilmente disponibles, estos kits pueden proporcionar lecturas instantáneas de los niveles de TDS o dureza.
• Análisis profesionales: Para un análisis más preciso, puedes enviar una muestra de agua a un laboratorio.


Pero si no quieres o no puedes realizar las pruebas, hay formas sencillas de hacerte una idea del tipo de agua que tienes basándote en cómo se siente y se comporta el agua.

Signos de agua dura

El agua dura deja señales reveladoras en tu casa e incluso en tu piel. Los altos niveles de calcio y magnesio provocan la acumulación de cal y otros efectos visibles. Fíjate en:


• Depósitos de cal blanca en grifos, duchas y en el interior de las teteras. Si tu grifo se ve así después de unas cuantas salpicaduras, es un claro caso de agua dura.

• Espuma de jabón: Una película pegajosa en lavabos, bañeras y superficies de ducha de jabón mezclada con cal.
• Problemas con la colada: La ropa se ve sucia, la ropa blanca se vuelve gris y los tejidos se desgastan más rápido.
• Marcas del lavavajillas: Manchas o rayas blancas en vasos y cubiertos causadas por el carbonato cálcico.
• Menor presión del agua: Los depósitos minerales obstruyen las tuberías, reduciendo el caudal de agua.
• Piel y cabello secos: El agua dura elimina los aceites naturales, dejando la piel y el cabello secos y propensos a dañarse.

Signos de agua blanda

El agua blanda tiene menos contenido mineral y es más suave para tu casa, piel y ropa. Los signos del agua blanda son:


• Espuma abundante: El jabón y el champú crean espuma espesa con facilidad.
• Ropa más limpia: La ropa está más brillante y libre de manchas minerales.
• Mejor presión del agua: Las tuberías permanecen limpias de acumulaciones minerales, garantizando un caudal fuerte.
• Menos desgaste: Los tejidos y los aparatos duran más sin abrasión mineral.
• Ligero sabor salado: Si el agua se ablanda artificialmente utilizando sodio, puedes notar un ligero sabor salado.

¿Por qué algunas aguas del grifo son duras y otras blandas?

La dureza del agua del grifo depende de su origen y de la geología de la región.


Formación de agua dura:
El agua subterránea atraviesa suelos y rocas ricos en minerales, disolviendo calcio, magnesio y, a veces, hierro, cobre o manganeso en el suministro de agua. Según el tipo de roca de tu zona, el agua arrastrará un tipo u otro de mineral. Esta agua rica en minerales fluye luego a las tuberías municipales, llevando agua «dura» a tu casa.


Formación de agua blanda:
El agua procedente de regiones con menos depósitos minerales, o tratada con un proceso de “ablandamiento”, tendrá menor contenido mineral.


Conocer el tipo de agua de tu casa puede ayudarte a tomar mejores decisiones para el riego de las plantas, pero también para el mantenimiento de los electrodomésticos e, incluso, tu cuidado personal.

Conclusión: ¿Cuál es el mejor tipo de agua para el riego?

Cuando se trata del riego, el tipo de agua ideal es el que favorece la salud de las plantas, mantiene la calidad del suelo y minimiza los problemas a largo plazo. Aquí tienes un desglose de las mejores opciones:

1. Agua de lluvia:

o La naturaleza es sabia y siempre nos da lo mejor: el agua de lluvia es la solución ideal para el riego. Sin sales ni productos químicos, es naturalmente blanda y a menudo ligeramente ácida, lo que prefieren la mayoría de las plantas.

2. Agua de ósmosis inversa:

o Los sistemas de ósmosis inversa eliminan casi todas las impurezas, incluido el exceso de sales, cloro y metales pesados, proporcionando agua pura para las plantas. Es una opción excelente para el cultivo, pero podría ser necesario complementarla con suplementos Calmag, calcio + magnesio.


3. Agua blanda natural:

o Si el agua de lluvia o de ósmosis no es una opción, el agua blanda natural es la siguiente mejor opción. Con un bajo contenido mineral y un pH neutro, funciona bien para la mayoría de las plantas. Ten en cuenta las posibles carencias de nutrientes, ya que el agua naturalmente blanda carece de calcio y magnesio, que puede ser necesario suplementar también con CALMAG.


4. Agua Tratada con Potasio:

o El agua tratada con iones de potasio es menos problemática que el agua ablandada con sodio. Aunque puede añadir potasio beneficioso, su uso excesivo puede provocar un exceso de fertilización o toxicidad potásica. Utilízala con moderación y controla los niveles de nutrientes de tu suelo.


5. Agua dura:

o El agua dura es utilizable, pero conlleva problemas como la acumulación de cal, una mayor alcalinidad del suelo y un posible bloqueo de nutrientes. Si el agua dura es tu única opción, considera tratarla con un acidificante para bajar su pH y reducir la formación de cal.


6. Agua Tratada con Sodio:

o El agua tratada con sodio es la opción menos deseable. Su uso prolongado puede provocar la acumulación de sodio en el suelo, dañando su estructura y creando un entorno inhóspito para las plantas. Utilízala sólo como último recurso, y si es posible, mézclala siempre con agua de lluvia u otra fuente.

 

Conclusión clave:
Para un buen desarrollo y salud de las plantas, si puedes utiliza agua de lluvia o de ósmosis inversa. Si no tienes acceso a ellas, nuestro consejo es que des prioridad al agua blanda natural o al agua tratada con potasio, pero recuerda controlar la calidad del suelo y el equilibrio de nutrientes.


Lo más importante, y que debes tener en cuenta es que la calidad de tu agua de riego puede marcar la diferencia en el éxito de tus cultivos, así que tenla muy en cuenta, y ya solo nos queda desearte… ¡feliz cultivo!

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